Una decisión común
En los tiempos que corren es habitual que las parejas tengamos problemas para llegar a acuerdos, debido a la falta de tiempo que tenemos, y también quizá porque hemos vivido aprendiendo a demostrar que tenemos la razón, pisando los argumentos del otro.
En esta entrada queremos mostrar algunos ingredientes que nos pueden ayudar a obtener acuerdos con nuestra pareja en los temas en los que estemos teniendo o podamos llegar a tener discrepancias. Hay que tener paciencia y darse cuenta de que es importante ser consciente de lo que queremos obtener, qué estamos dispuestos a ofrecer y cuánto estamos dispuestos a aceptar de las peticiones de la otra persona.
Así pues, vamos a ir enumerando las condiciones para poder llegar a acuerdos comunes, que satisfagan a ambos:
-Es importante considerar, en primer lugar, que los acuerdos son un punto de partida. Por lo tanto, mejor no partamos de querer conseguir un objetivo claro e inamovible. Una buena amiga y mejor coach me dijo un día que es mejor preguntar ¿Qué estás dispuesta a ofrecer? a decir lo que quieres de primeras, sin dejar espacio a la elección.
-El lugar y el momento para llegar a acuerdos sobre decisiones importantes deben de ser adecuados. No es positivo tomar una decisión común casi sin tiempo de meditación y tampoco lo es hacerlo cuando estamos en un momento de tensión. Si queréis tomar una decisión sobre algo que requiere llegar a un acuerdo, es mejor que os “citéis” a una hora y momento adecuados. Parece rígido y poco natural, pero invita a la reflexión y a no tomar decisiones locas de las que luego os podéis arrepentir.
-Si el acuerdo conlleva tratar el hecho de que una conducta del otro o de la otra os está molestando, la forma de actuar será la siguiente: es primordial definir la conducta que os molesta y, siempre que sea posible dar una conducta opcional, ya que decirle al otro “No me tratas lo suficientemente bien”, no le da pistas de lo que está haciendo mal; sin embargo, decirle: “Me encantaría que me acompañaras a preparar la cena mientras hablamos de cómo nos ha ido la jornada” puede ser muy bueno para vuestra relación. Será muy importante que cada vez que la persona lleve a cabo la conducta positiva se lo reforcemos mediante abrazos, besos y frases de aceptación. Es propio de las personas creer que el otro tendría que hacer las cosas porque sí, pero la realidad es que si hacemos algo es porque siempre conseguimos algo, y en este caso será el refuerzo de nuestra pareja.
-Todo lo que pidamos a la otra persona debe ser negociado. Si el acuerdo al que se llega es impuesto por uno de los miembros de la pareja habrá perdido el significado de acuerdo, y además hará que la persona que haya cedido se sienta poco respetada y valorada, creando una brecha entre los dos miembros que impedirá que la comunicación se produzca de manera positiva.
-Poco a poco, según vayamos alcanzando acuerdos, nos vamos a dar cuenta de que nuestra comunicación positiva va a en aumento y la negativa es cada vez menos frecuente. El darnos cuenta de esto hará que nuestras conductas reforzantes se vean incrementadas, ya que sentiremos que somos escuchadas y tenidas en cuenta por la otra persona. El poder hablar tranquilamente de todo lo que ocurre en nuestra relación y de las necesidades que tenemos sin sentir miedo o sin tener que ponernos a la defensiva como en una guerra de dos hará que la relación sea mucho más placentera.
Es importante, además de ser una buena actividad, firmar un contrato en el que las dos personas plasmen sus deseos, a lo que están dispuestos a llegar y cuáles son los medios para que esto se logre. Puede que uno, o ambos, penséis que es innecesario, a lo que sólo podemos añadir que el tener por escrito el compromiso de cambio es una garantía más para que éste se produzca, pudiéndose poner en un lugar visible de la casa para que nos recuerde la importancia de estar comprometidos con nuestra pareja.
¿Ya habéis probado algunas de estas ideas? Nos encantaría que nos contases qué te funciona a ti para tener una comunicación positiva en pareja.