Terapia

El proceso terapéutico con nuestros clientes siempre tiene un carácter individual, pero en momentos concretos de la terapia puede ser necesaria la participación de la pareja para que se logre la mayor efectividad.

VAGINISMO … ¡ DESCUBRE EL CAMBIO

1. ¿Cuándo es el momento de acudir a terapia por vaginismo?

El vaginismo consiste en un espasmo involuntario (nunca se produce de manera voluntaria y consciente) de la musculatura de la vagina, que se produce en el momento de la penetración. La mujer no siente dolor por la contracción y lo único que percibe es la imposibilidad de introducir algo en la vagina (aunque sí sentiría dolor si persistiera en el intento de penetración). En algunos casos se da de manera generalizada, por lo que la mujer no puede introducirse ni un tampón y, en otros casos, la contracción únicamente se produce en el intento de penetración durante el coito.

El momento de acudir a terapia es cuando esa imposibilidad de penetración y el dolor se convierten en un problema para la mujer. Muchas mujeres que tienen vaginismo gozan de una sexualidad estupenda, ya que tienen un amplio repertorio sexual y no reducen sus relaciones a una zona concreta del cuerpo y, cuando vienen a terapia, lo hacen más por su deseo de tener descendencia. Otra posible causa para acudir a terapia para iniciar un tratamiento es el hecho de considerar como única actividad sexual la penetración (y si no no verse como “normal”, o porque la pareja se lo pida).

2. ¿Es muy frecuente acudir a terapia por vaginismo?

Anteriormente hemos explicado que el vaginismo consiste en un espasmo involuntario o contracción de la musculatura de la vagina que ocurre como respuesta a un intento de penetración, ya sea a través de la introducción de un objeto (como puede ser el tampón o un dedo) o por el intento de coito. Acudir a terapia por un problema de vaginismo no es tan común como en otras disfunciones sexuales, ya que las mujeres con vaginismo buscan otras técnicas sexuales satisfactorias en lugar de la penetración y, cuando acuden a un profesional, van en muchos casos en primer lugar al ginecólogo, creyendo que el problema está relacionado más con algo físico que psicológico. Efectivamente, lo primero será descartar la existencia de un problema físico, como puede ser una vaginitis, y en el caso de que no exista ninguno, o paralelamente, iniciar la terapia sexual.

3. ¿Hay algún punto en común en todas las terapias por un problema de vaginismo?

La terapia sexual en relación al vaginismo tiene en común que en la mayoría de los casos el origen del vaginismo es el miedo al dolor en la penetración, debido fundamentalmente a la desinformación sexual o a la información errónea (también miedo al embarazo, al parto…). Otro punto en común, aunque no en todos los casos de vaginismo, es el hecho de que el vaginismo y la dispareunia pueden ir asociados, y lo importante será descubrir qué se daba antes, si la contracción muscular o el dolor. También puede residir la causa en problemas psíquicos profundos.

El tratamiento para el vaginismo tendrá como primer paso el entrenamiento en la relajación y la información sexual necesaria, para proseguir con la desensibilización sistemática.

4. ¿Y si tengo pareja y no quiere colaborar?

Si tienes pareja y no puede asistir contigo a terapia, esto no es un impedimento para que vengas tú a terapia e inviertas en tu sexualidad.

Muchas veces ocurre que la pareja tiene miedo a colaborar porque desconoce lo que tiene que hacer y tiene que enfrentarse a reestructurar las relaciones sexuales. En el momento que una persona comienza a pensar y reflexionar sobre su sexualidad, va a descubrir factores positivos y también, factores negativos que va a querer cambiar. Mayoritariamente, en el caso de las personas que acuden a terapia por problemas de este tipo y con las que ponemos en marcha un tratamiento para el vaginismo, tienen la suerte de que sus parejas sí quieren colaborar y en parte son ellas las que han pedido acudir a terapia porque esto afecta a su relación. Aunque si se diera el caso en el que la pareja pusiera resistencia, se trabajará también con ella para ver la causa de esta resistencia y eliminarla.

5. ¿Cuántas sesiones suelen ser necesarias?

El número de sesiones para la terapia relacionada con el vaginismo dependerá de la disponibilidad al cambio que la mujer tenga y el esfuerzo que se invierta en terapia. El tratamiento consistirá en un entrenamiento en relajación, para aprender a manejar la ansiedad que le puede generar las relaciones sexuales y la penetración, autoexploración de la zona genital, ejercitamiento de los músculos pubococcígeos para descubrir la importancia tanto de la contracción como de la relajación. Así como los ejercicios de la desensibilización sistemática propiamente dichos.

Así pues, el número de sesiones no lo podemos delimitar, pero sí que está demostrado que si la mujer colabora activamente en el cambio y la terapeuta diseña un buen programa, las probabilidades de éxito son altísimas.

6. ¿Cómo se desarrollan las sesiones?

El modo en el que se trabaja el vaginismo desde El placer es nuestro es, sobre todo, dotando a la mujer de todo el poder para el cambio, a través de herramientas que nosotras le iremos proporcionando. Las primeras sesiones consistirán en evaluar la vida sexual de la mujer y los factores incluidos en ésta. Esta “investigación” es el punto más importante para la terapia porque nos va a decir cuál es la causa del vaginismo y del dolor, en el que caso de que se esté produciendo, y nos va a guiar en la actuación posterior. Las sesiones de tratamiento consistirán en la realización de una serie de ejercicios por parte de la mujer, en su casa, que habrán sido explicados anteriormente en terapia, para después trabajar en sesión los resultados y los problemas derivados de los mismos en el caso de que se produzcan. Por último, se irán espaciando las sesiones hasta que llegue el momento de que finalice la terapia porque se hayan conseguido los objetivos terapéuticos.

7. ¿Cuál es la efectividad de la terapia para trabajar un problema de vaginismo?

La efectividad del tratamiento sexológico para el vaginismo, considerando que la causa sea psicológica o social, es muy alta, además de duradera, ya que en la terapia para el vaginismo se proporcionarán herramientas para aprender a relajarse, ser menos controladora en el caso de que se esté dando un control excesivo y darse cuenta de que las mujeres podemos ser las que contraigamos y relajemos de forma voluntaria los músculos pubococcígeos, aprendiendo a hacerlo con las técnicas que se utilizan para el vaginismo. Si conseguimos que se cumplan las tres apreciaciones anteriores, la efectividad puede ser altísima y muy duradera, abriendo una posibilidad más para el disfrute sexual.