Terapia: ¿Qué es?
La terapia de pareja y sexual ya tiene una larga trayectoria, hasta en países como España, que en temas de psicología va algo atrasada. En otros países la psicología y la sexología son de vital importancia en la vida de los individuos; incluso en Inglaterra es obligatorio que una persona realice una cantidad de sesiones de psicoterapia antes de acudir a un psiquiatra, cuando en España es, aunque cada vez menos, al revés: primero acudimos a la medicación y, si no funciona o nos produce efectos indeseados, es cuando nos planteamos que a lo mejor es el momento de acudir a terapia.
Lo primero es que la persona decida acudir a un profesional de la sexología. Es una decisión que para algunas personas es difícil, porque abrir tus sentimientos y tu trayectoria vital ante alguien puede resultar incómodo, y más si nos referimos a temas relacionados con la sexualidad, que en España han sido y siguen siendo, aunque cada vez menos, un tema tabú.
Os invitamos a que intentéis liberaros y a que estéis receptivos, ya que el lugar de trabajo de un terapeuta es una zona de cuidado y de tranquilidad en la que no se os va a juzgar, porque nuestra única intención es escucharos y ayudaros a trabajar los asuntos que os están impidiendo sentiros bien con vosotros o con vuestra pareja.
En segundo lugar, es necesario venir preparada para trabajar por ti y por tus relaciones. Una terapia efectiva no es la que produce cambios inmediatos y sin sentir que te esfuerzas. Una terapia efectiva es la que te muestra qué es lo que ha estado ocurriendo hasta ahora y por qué no te sientes bien con ello, identificar qué es lo que se debe cambiar o adaptar y poner en marcha las estrategias necesarias para que se produzca el cambio individual y, si es necesario, en las relaciones con las personas de tu alrededor.
Un factor importantísimo es la creencia de las personas en la posibilidad de cambiar. Existen muchísimos casos que consideran su problema como parte de su personalidad y, por este motivo, piensan que es algo estable y con pocas posibilidades de modificación. Por lo que hemos visto en terapia y por lo que hemos estudiado la probabilidad de cambio en la terapia sexológica, cuando las causas son psicológicas y educativas, es altísima. Nosotras, lo primero que hacemos, es modificar las verbalizaciones que tienen las personas sobre lo que les preocupa. No es lo mismo decir “soy anorgásmica” que decir “Estoy viviendo una preorgasmia”. Lo primero es negativo y no ayuda para sentir que se puede conseguir el cambio, pero lo segundo ya elimina esa verbalización como rasgo estable y esa sensación de imposibilidad de cambio, porque invita el “pre” invita a pensar en una fase previa a la evolución. Incluso, nos atrevemos a decir que la terapia sexológica también es positiva cuando las causas son orgánicas y os preguntaréis cómo y por qué. Pues bien, creemos que nuestra sociedad nos ha enseñado a tener una visión de la sexualidad únicamente centrada en el coito y en la penetración, y cuando no se puede tener eso pues ya no existe sexualidad ninguna. Esto, para nosotras, no es cierto, ya que la sexualidad está presente en todas las personas y en cada poro de su piel. A lo mejor un hombre, tras un accidente de tráfico, tiene la imposibilidad de tener una erección, porque los mecanismos físicos implicados en la misma se han visto dañados, pero no por ello su vida sexual se acaba ahí: Puede aprender a disfrutar de la estimulación de otras partes de su cuerpo y descubrir lo excitante y maravilloso que puede ser dar placer a la otra persona. Sabemos que no es fácil, pero las opciones están ahí y nosotras somos quiénes tenemos que elegir utilizarlas o no.
Por último es importante tratar el tiempo de la terapia. Las personas identifican el número de sesiones que se necesitan para trabajar un problema con el dinero qué se van a tener que gastar. Esto es normal, porque la mayoría nos preocupamos por nuestras finanzas, y más en la situación en la que estamos ahora, pero también hay que pensar que acelerar un proceso, no seguir las fases estipuladas y faltar a las terapias no ayuda al cambio, es más, lo enlentecen. Nosotras, como profesionales, intentamos que la inversión, dentro de lo que es un proceso terapéutico, sea lo más económica posible y adaptada a las posibilidades de cada persona, pero no podemos hacer magia, porque igual que el aprendizaje ineficaz ha tenido un proceso, identificarlo y poner en marcha las estrategias para eliminarlo y cambiarlo por otro más adaptativo requiere su tiempo. Piensa en tus posibilidades y háblalo con tu terapeuta para que trabajéis juntos por una solución común, pero nunca le presiones para que el cambio se produzca muy rápido, porque lo único que puede ocurrir es que haya fallos y aprendizajes erróneos. Como dice el refrán “las prisas nunca son buenas”.
Por ello, si estáis pensando en acudir a terapia os invitamos a que confiéis en nosotras y no dudéis en plantearnos todas las dudas que tengáis.