Esta semana he vivido dos situaciones que me han dado la idea para escribir el artículo para nuestro blog de El placer es nuestro. En primer lugar un artículo llamado 15 terribles lecciones de amor que aprendimos de las princesas Disney http://www.buzzfeed.com/donnad/15-terribles-lecciones-de-amor-que-aprendimos-de- y, en segundo lugar, el hecho de que mi sobrina de casi dos años al ver a la chica terapersex (logo de El placer es nuestro), en vez de simplemente decir “mujer”, dijo “princesa”.
El artículo de las princesas nos muestras las ideas irracionales que las películas Disney han provocado en cientos de mujeres alrededor del mundo. Es verdad que culpar a Disney de todo lo malo que ocurre en el planeta no conlleva a nada bueno, pero sí que es verdad que los valores femeninos que muestran no son los más adecuados, esto lo podemos ver incluso en las películas más modernas, como “Brave”, ya que esta película, por ejemplo, muestra al final que antes que tu felicidad amorosa tienes que elegir lo que tu familia quiere. La primera frase del artículo “Si le quieres gustar a tu enamorado, cambia todo sobre ti” es algo que vemos en casi todas las películas y que en la vida real se da mucho. ¿Quién no ha fingido saber de algo que no sabe, como por ejemplo arte, para atraer a alguien? ¿Quién no ha hecho alguna actividad que aborrece o ha comido algo que no soporta sólo porque su pareja lo ama? Y todavía algo más allá… ¿Quién no ha hecho algo que sexualmente no le agradaba en absoluto porque la otra persona quería? La realidad es que nadie tendría que hacer nada que no quisiera por conquistar a otra persona, porque si alguien quiere ser nuestra pareja o compañero sexual, sería bueno que nos aceptara tal y como somos, aunque no seamos iguales o lo que ellos esperaban. La cuarta terrible lección es “A los chicos les gusta cuando actúas desinteresada”. A mí, como mujer y como sexóloga, me parece que esta idea es brutal. Tenemos que fingir desinterés a pesar de que estemos deseosas de ver a esa persona, hacer que nos llamen veinte veces antes de aceptar una cita, no tener sexo en la primera cita, aunque nos apetezca, porque entonces seremos unas putas… En fin, que tenemos que hacer lo contrario de lo que queremos y de lo que quiere la otra persona únicamente por la estúpida creencia de que si no nos hacemos desear no seremos deseadas. El punto catorce de este artículo “No importa el agravio, puedes encontrar la manera de perdonarlo” me parece el peor, ya que por encima de tu persona y de tu bienestar emocional y físico, está el hecho de que siempre hay alguna razón para perdonar lo que tu pareja te ha hecho. Es verdad que el perdón es una cualidad positiva, pero si no va en contra de ti. Por ejemplo, si mi pareja se le olvida tirar la basura, podría estar bien no hacer un castillo de una piedra, pero si te insulta o te maltrata, desvalorándote y haciéndote sentir una mierda, para mí es mejor no intentar perdonarlo. No vamos a hablar del maltrato, ni voy a culpabilizar a la víctima, porque siempre el culpable es quien maltrata, pero sí decir que en parte esta idea, la catorce, es necesaria para vivir esta situación, porque sin ella el maltrato no sería posible. Esta idea va unida a la décimo segunda: “Porque si te esfuerzas lo suficiente, puedes cambiarlo” y, sin embargo, la realidad nos lleva a creer que intentar cambiar a alguien es infructuoso a no ser que esa persona quiera. En terapia se cambian muchas cosas, pero siempre porque quien va quiere hacerlo, pero normalmente esta idea irracional coincide con que la persona a la que se quiere cambiar no quiere hacerlo y cualquier intento va a caer en saco roto.
Por último, y como algo anecdótico, comentar el momento princesa de mi sobrina. Anecdótico porque sé que en mi familia sólo va a ver mujeres fuertes e independientes, pero importante para enseñarle, cuando pueda entenderlo, que las mujeres guapas no tienen por qué ser princesas y que de hecho es mejor que no lo sean, ya que serlo se identifica con dependencia, desconocimiento de la realidad y sufrimiento.
¡Gracias por leerme!
Blanca de Lamo Guerras
Psicóloga y Terapeuta de Pareja
El placer es nuestro