La semana pasada comenzamos una serie de entradas sobre los métodos anticonceptivos, y esta vamos a tratar los de barrera. Éstos, consisten en impedir que los espermatozoides puedan llegar a fecundar el óvulo. En el caso del diafragma, esto se consigue bloqueando lauello uterino, mientras que los preservativos masculinos y femeninos impiden que el semen llegue a depositarse en la vagina. Además, los preservativos, tanto el femenino como el masculino, son los únicos que protegen de las infecciones de transmisión sexual. A continuación vamos a dar unas pinceladas de cada uno de ellos:
-El preservativo masculino es una funda cuyo material normalmente es el látex, que recubre el pene y recoge el semen en el momento que el hombre eyacula, impidiendo de este modo que alcance el cuello uterino. Es un método eficaz, con un precio asequible y de uso fácil, aunque como para todas las cosas, la práctica facilita una mejor utilización. El preservativo masculino es un método adecuado para casi todos los casos, pero sobre todo durante el postparto y la lactancia, ya que otros métodos pueden ser menos recomendables, y en procesos infectocontagiosos que se puedan transmitir a través de la relación sexual. Este método tiene un porcentaje de fallo de 2 al 10%, el cual disminuye cuando se combina con un espermicida. Su eficacia para hacer frente a las infecciones de transmisión sexual es uno de sus puntos a favor, ya que protege del herpes virus, del VIH y de otras muchas. Algunas parejas manifiestan que su uso les «corta el rollo», pero todo es cuestión de aprender a erotizar el preservativo, incluyéndolo en la relación, en vez de hacer un paréntesis para su colocación. Además, algunas personas consideran que su uso conlleva la pérdida de sensibilidad, por lo tanto, no lo consideran un método factible, y nuevamente ocurre como en el caso anterior, ya que incluirlo dentro de la relación puede potenciar su uso, dejando que esta fluya fantásticamente y protegiendo los miembros de las posibles ITS (Infecciones de transmisión sexual).
-El preservativo femenino es una funda de poliuretano, más consistente que el látex y prelubricado, en cuyos extremos lleva dos anillos flexibles: el que se introduce y queda en el interior más pequeño con la finalidad de que se adapte al cuello del útero y el exterior, más grande, para que cumpla la función de barrera en la entrada de la vagina. Tener un grado de habilidad al colocarlo es necesario, pero una vez conseguido, el condón femenino recubre las paredes internas de la vagina, formando una barrera frente al semen y el contagio de enfermedades de transmisión sexual. Es un método que se compra en farmacias y su eficacia es parecida a la del preservativo masculino.
Si hay que resaltar algún inconveniente en el uso del preservativo femenino este es que tiene un mayor coste que el masculino y el hecho de que el anillo exterior no facilita el acceso al clítoris, y, por ello, no permite su estimulación.
Por último, estaría el diafragma, que es un casquete de goma fina, provisto de un aro que está recubierto de la misma goma. La función de este método anticonceptivo es impedir que el semen alcance el cuello del útero. Se debe colocar el momento antes del coito, o como mucho dos horas antes, aplicando espermicida por los dos lados del diafragma y por el anillo que lo bordea. Para su correcta introducción se aprieta el aro entre los dedos, teniendo que ser su forma lo más parecida a un ocho, y se introduce en la vagina hacia dentro y hacia abajo. El diafragma tiene que permanecer puesto hasta pasadas seis horas de la relación sexual, y si hay una segunda relación sexual se tendrá que poner crema directamente en la vagina (sin sacarse el anillo), y se contarán las seis horas a partir de la última relación coital que se tenga. Su retirada consiste en tirar del borde anterior hacia abajo y hacia fuera.
Este método anticonceptivo no es de un único uso, por lo tanto, cuando se retira de la vagina, se lava y se guarda bien seco en la caja que viene cuando se adquiere, aunque de vez en cuando, para saber que está en el correcto estado, es necesario mirar a trasluz. Este método es adecuado en casi cualquier caso, y más en el supuesto de las mujeres con intolerancia a la píldora y para aquellas que consideren que la colocación del DIU no es una opción. No es un método adecuado para aquellas mujeres que tienen alguna anomalía genital o para las que acaben de dar a la luz, ya que las paredes vaginales todavía no han recuperado su tonicidad.
La semana que viene seguiremos hablando de los métodos anticonceptivos, y como siempre, ya sabéis, si tenéis alguna duda o pregunta no dudéis en escribirnos a hola@elplaceresnuestro.org y os contestaremos encantadas ¡Feliz semana!