Con la apertura del Mado 2013, del Madrid Orgullo de este año, con el lema: “Jóvenes sin armarios” también se abrieron, además de una fiesta llena de tangas rojos, muchas reflexiones y acciones (al menos, en el mejor de los casos).
Mi intención con este artículo no es hacer un ensayo sobre la homosexualidad, sino simplemente hablar del placer y el deseo, motores que mueven el mundo y que no tienen por qué depender de raza, clase social, religión, sexo…
La homosexualidad es un deseo, una atracción, una búsqueda de placer cuyo objetivo son personas del mismo sexo, la heterosexualidad es con personas de distinto sexo y ambos tienen la misma base: la búsqueda del placer, así como la bisexualidad, que es la atracción por personas de ambos sexos, o la pansexualidad, que es la atracción por las personas, sin importar el sexo. En los últimos años se ha producido una apertura a la sexualidad y entre otras cosas esto ha implicado que algunas personas se sientan más libres para disfrutar, abriendo fronteras que antes eran imposibles, incluyendo el ver la belleza en personas del mismo sexo, aun considerándose heterosexuales. En varias ocasiones han llegado a mi consulta personas que se consideraban heterosexuales asustadas por haber sentido atracción por personas del mismo sexo, o por haber tenido relaciones sexuales en las que habían incluido alguna técnica que habían considerado hasta entonces sólo para relaciones homosexuales (por ejemplo, masturbación anal), también personas que, por diferentes motivos, habían tenido algún tipo de contacto sexual con personas de su mismo sexo y eso les hacía preguntarse si a partir de entonces eran homosexuales… en todos los casos, lo que procuro hacer es invitar a esas personas a que reflexionen sobre su placer y su deseo, de dónde provienen sus gustos en temas relacionados con la sexualidad, si la orientación sexual depende de las prácticas sexuales que se tengan, cómo cambia su vida el hecho de que tengan atracción por diferentes personas independientemente de su sexo, en si es posible sentir atracción simplemente por seres humanos, sin importar su sexo… todas las personas poseemos creencias, necesarias para comprender nuestro mundo, aunque algunas de ellas pueden ser muy destructivas en lugar de constructivas y la mejor manera de desprenderse de éstas es darse cuenta de que no nos sirven para ir hacia adelante y así poder cambiarlas por otras que nos sean más útiles y, para ello, es importante que se cuestionen y contar con información de calidad basada en el conocimiento científico.
Lo que hemos vivido esta semana en Madrid es una fiesta, de personas que hacen valer su placer, su libertad, su sexualidad y su humanidad.