La semana pasada seguro que os dejé con la curiosidad de por qué Islandia está considerado el mejor país para ser mujer y, no sólo para ser mujer, también para ser hombre (deduzco), ya que la igualdad y el respeto mutuo es algo positivo para todas las personas, independientemente de su sexo.
Para verlo más claro sólo tenemos que pensar en si cada una de nosotras, las personas que estamos leyendo esto, preferiríamos compartir nuestras vidas con personas por las que sentimos respeto, admiración, de las que podemos aprender y crecer, o preferiríamos compartir nuestras vidas con personas que consideramos inferiores, ¿a quién le gustaría perder su tiempo con personas que no dan la talla?, pues esa es la idea si creemos que una mujer, por su sexo (por no entrar ya en raza, religión, ideología…) es menos que un hombre, porque una cosa que es segura, es que más de la mitad de la población del mundo es mujer, y que todas las personas nacemos de una, por lo que pensar en esa persona como un ser inferior, nos haría inferiores automáticamente, así que a mí no me cabe duda de que las diferencias entre personas se forman a lo largo de la vida, no en función del lugar de nacimiento, la familia que se haya elegido para nacer o de si los “patucos” son rosas o azules, porque algo que no me considero es un ser inferior.
Voy a empezar por comentaros cómo empezó este cambio en Islandia y algunas de las cosas que pasan allí y (aún) no pasan en España, para ver que un mundo mejor, sí es posible.
Aunque en Islandia hay una alta natalidad (la mayor de Europa), eso no impide que haya muchas mujeres trabajando fuera de casa, de hecho, también es el mayor porcentaje de mujeres trabajadoras fuera del hogar. Y esto ocurre por varias cosas, por una parte, allí se han dado cuenta (nótese el tono irónico) que los hombres también son responsables de que haya un ser nuevo en la familia y que pueden, por el bien de todos los miembros familiares, hacerse cargo de ese nuevo ser, por lo que tienen tres meses intransferibles de baja paternal (además de los tres de la madre y otros tres a repartir).Además, allí no es raro ver a una estudiante de universidad amamantar a su hijo en la cafetería, como tampoco es raro que un hombre lleve a su bebé a una entrevista de trabajo.
Algo que debemos tener en cuenta, es que Islandia no siempre fue el país dorado que ahora imaginamos, para ello hubo que luchar, como lo hizo el grupo Medias Rojas en 1975 cuando convocó una huelga femenina el 25 de octubre de 1975, que fue seguida por el 90% de la población femenina, donde lo que hicieron fue condenar la desigualdad de géneros. Esto fue repetido en 2011 para rememorar el espíritu de esta primera huelga. Antes de esto, como ocurre aún en muchos países, las mujeres perdían su apellido al casarse, su identidad; después de esto, como en España (¿veis como hay ya camino andado?) es impensable que la mujer lo pierda.
Otros datos interesantes son que en 1980, una madre soltera fue la primera jefa de Estado del mundo elegida democráticamente, Vigdís Finnbogadóttir, siendo reelegida hasta en 4 ocasiones, momento en el que ya quiso pasar el relevo.
También Jóhanna Sigurdardóttir, lesbiana declarada, fue la primera mujer Primer Ministro de Islandia.
Estos pueden ser los ingredientes para el país en el que se ha convertido Islandia, un país en el que es fácil ser mujer. La próxima semana os desgranaremos algunas consecuencias de estos cambios y os mostraremos vídeos en los que también podremos ver la cara menos amable de la violencia de género.
¡Hasta la semana que viene placerowers!
Victoria Romero Asarta. El Placer es Nuestro
Pedagoga y Terapeuta Sexual y de Pareja