El embarazo es un momento en la vida que muchas mujeres quieren vivir, a veces compartiéndolo con una pareja y otras veces viviéndolo individualmente. Por otro lado la sexualidad nos acompaña a lo largo de toda nuestra vida, aunque se vive de manera diferente en cada edad y en cada cultura. Esta capacidad nos proporciona placer y bienestar por lo que es importantísimo saber reconocerla en sus diferentes formas y aceptarnos, ya que esto nos proporcionará seguridad y hará que nos relacionemos más tranquilamente con los otros. En el momento en el que vivimos, la sexualidad es un tema del que se habla constantemente a través de diferentes formas como es el deseo sexual, la eyaculación precoz, los problemas de pareja, etc., pero hay otras etapas que se han decidido olvidar en los manuales y artículos que se realizan, como son la sexualidad en la niñez y en el embarazo, que es lo que nos interesa en esta entrada de blog.
El proceso del embarazo conlleva muchísimos cambios, tanto a nivel físico como psicológico, pero esto no significa que tengan que ser malos, sino simplemente una evolución a otro estado en el que un nuevo ser va a formar parte de tu vida. A nivel físico se dan muchos alteraciones, como son el aumento de peso y de volumen, cambios en el sistema cardiovascular, urinario (aumento en las veces que se tiene que ir al baño), digestivo, respiratorio y en los órganos reproductivos. La vagina tiene una mayor vascularización, con cambios en los niveles de flujo y también con un aumento de lubricación y sensibilidad. Las mamas, a veces muy tempranamente, viven cambios espectaculares como el aumento en tamaño y firmeza, las areolas se agrandan y oscurecen y los vasos sanguíneos se pueden advertir fácilmente.
Estas modificaciones físicas junto a síntomas tales como las náuseas, vómitos o la somnolencia, pueden hacer que la mujer viva la sexualidad de otra manera, que se sienta incómoda o que disminuya su deseo sexual, pero es importante que vayan aceptando poco a poco esos cambios y que los vean como algo pasajero y dándoles la importancia real, sin magnificarlos y sin pensar que va a ser algo que se va a alargar en el tiempo.
Los cambios psicológicos estarían caracterizados por la necesidad de acostumbrarse a su cuerpo en esta situación, ocurriendo que muchas veces las mujeres pierden su seguridad y se siente menos atractivas. Puede que su papel dentro de las relaciones sexuales con su pareja cambie, dejando de sentirse eróticas o viendo que la criatura que viene en camino va a ser una carga demasiado grande y que va a influir en su parcela de pareja y de mujer. Es necesario que la mujer sea capaz de expresar esos miedos que el embarazo le produce y si es necesario acuda a terapia para sentirse apoyada. Está demostrado científicamente que el acudir a terapia antes y después del parto puede influir en la posibilidad de evitar vivir trastornos afectivos como la depresión postparto, y también trastornos sexuales como la disminución del deseo sexual y los problemas de pareja.
Dentro del embarazo las conductas sexuales suelen variar en función del embarazo y es que, dependiendo del trimestre, se sentirá más o menos deseo y la mujer se sentirá más cómoda para tener relaciones sexuales que en otros. En el primer trimestre la mujer se tiene que adaptar a los cambios tanto a corto como a largo plazo y además se dan cambios hormonales y físicos grandes. La mayoría de las mujeres suelen manifestar que en esta etapa disminuye el deseo y la actividad. En la segunda etapa el deseo vuelve a los niveles normales, las molestias físicas han disminuido y seguramente han desaparecido los miedos que asolaban a la mujer y a su pareja, aunque puede que los comportamientos sexuales se modifiquen de alguna manera para no dañar al feto. Por último, en el tercer trimestre el deseo y la activación sexual disminuyen no tanto por los niveles hormonales, sino por cuestiones físicas y psicológicas, en este último caso, el miedo a dañar al feto.
Es verdad que cada mujer tiene que vivir su embarazo como quiera, por lo que lo que está aquí escrito es fruto del estudio de un porcentaje de la población y no tiene que representar a todas las mujeres embarazadas, pero sí a una mayoría. Lo que sí que creemos que es importantísimo es que ninguna mujer o pareja olvide o duerma su sexualidad por la llegada de un nuevo miembro a su familia. Muchas veces creemos que la forma de expresarla únicamente es a través del coito (penetración), pero la realidad es que hay una variedad muy amplia de hacerlo y que puede ayudar a que la mujer se sienta mejor consigo misma y, si existe pareja, que se sienta incluida. Por ejemplo, el masaje, las caricias y el contacto sería una forma de vivirla y de disfrutar, ya que puede ayudar a que la mujer se relaje y se olvide de dolores. Esto conllevará que la mujer sea consciente de todo su cuerpo y de los estímulos que tiene a su alrededor, utilizando para ello todos los sentidos. La utilización de las fantasías sexuales también puede ayudar a vivir una sexualidad más plena y como ya hemos dicho no tiene que incluir coito, sino ganas y mucha imaginación. Por último, si se tiene pareja, la comunicación sexual positiva será esencial para no estancarse en lo negativo y avanzar juntos.
Esperamos que hayáis disfrutado con esta entrada y como siempre… ¡Esperamos vuestros magníficos comentarios!
Blanca de Lamo Guerras
Psicóloga y Terapeuta de Pareja y Sexual
El placer es nuestro