¿El título de este artículo te suena extraño? Es posible que la idea de que se dé un contrato entre los miembros de una pareja amorosa no parezca lo ideal, pero es una técnica que se utiliza en terapia de pareja. El contrato se lleva a cabo cuando, habiéndolo intentado varias veces, hay conductas que están siendo difíciles de cambiar y no se consiguen los resultados deseados.
Para hacer un contrato en pareja hay que buscar un día en el que vuestras obligaciones no sean muchas y podáis dedicarle tiempo a esta actividad que requiere dedicación y paciencia. A continuación voy a desglosar los puntos que hay que llevar a cabo para realizar un contrato lo más perfecto posible:
-Selecciona una conducta que te es difícil cambiar y que has intentado modificar sin mucho éxito.
-Que tu pareja elija una conducta suya que le es difícil cambiar y que a pesar de intentarlo no ha podido hacerlo hasta ahora.
-Las conductas deben definirse en términos concretos y específicos incluyendo, si se puede, criterios de cantidad. No vale, por ejemplo, la conducta “Hacer más la casa”, sino que habrá que definirlo en una primera conducta específica como “Hacer el baño” y concretar la cantidad, así pues la definición de la conducta puede ser la siguiente “Hacer el baño dos veces por semana”.
-Comentar entre vosotros las conductas elegidas. Haz saber a tu pareja lo bien que te sentirías si pudiera comenzar a realizar la conducta que ha escogido como conducta difícil, pero además reconócele su cambio. Por ejemplo podría ser así: “Muchísimas gracias por elegir hacer el baño dos veces por semana. Para mí esto es importantísimo, porque ya sabes lo que me importa que la casa esté limpia. Sé que esto va a resultar algo muy difícil para ti así que te lo agradezco muchísimo”.
– No todo va a ser pedir y cumplir obligaciones. Por lo tanto tenéis que elegir en común los premios que vais a recibir por realizar las conductas definidas y los castigos que se darán en caso de no llegar a llevarlas a cabo. Tienen que ser premios que se vayan a disfrutar igual que el castigo. No sirve de nada que, por ejemplo, decidas que como premio a que tu pareja haga la compra dos veces seguidas le regales un masaje de pies, si tu pareja odia que se los toquen.
– Lleva un registro del progreso de estos comportamientos para que los dos tengáis información objetiva de los cambios. Esto va a servir para poder ver lo efectiva que es esta actividad de hacer un contrato y a la vez ayudará para que se hagan contratos con otras conductas y como estímulo discriminativo para seguir cumpliendo este contrato.
– Como os he dicho al principio se necesita tener tiempo para realizar el contrato y es que los términos del mismo deben ser compartidos y no impuestos. Además el contrato debe ser equilibrado para ambas partes de la pareja y los premios y castigos también.
– Hay que reforzar cada paso que lleve al objetivo final. No esperéis que la primera semana vaya a ir todo perfecto y que se vayan a cumplir los compromisos por ambas partes, así pues reforzad cualquier acercamiento a la conducta final.
– No reforcéis antes. Por ejemplo, no des el masaje en la espalda para que el otro se ponga a hacer la conducta pactada, hasta que no se haya hecho el comportamiento que se había decidido.
– Por último, como ya sabéis por experiencia, las cosas no salen bien a la primera, así pues de vez en cuando revisad el contrato y si hay que hacer modificaciones hacedlas sin dudar porque será bueno para vuestra relación.
¡Gracias por leerme!
Blanca de Lamo
Psicóloga, Sexóloga y Terapeuta de Pareja
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