Estamos en los primeros días del 2014, llenas de propósitos estupendos para cumplir este año y seguro que, entre muchos, se encuentran alcanzar un mejor estado mental o solucionar algunos problemas que puedas tener en el ámbito laboral, estudiantil o personal.
La terapia psicológica o sexológica es la indicada para ayudarnos a resolver esas pequeñas o grandes grietas que han surgido en nuestro bienestar y que hacen que muchísimas veces no nos encontremos como nos gustaría. Por ejemplo, una pareja que acaba de tener un hijo nota que su relación ha cambiado y que ya no tienen una relación cercana como antes, ven que tienen distintas formas de afrontar el cuidado del hijo y que sus relaciones sexuales son menos frecuentes porque tienen más obligaciones. La terapia en este caso se centraría en reubicar a ambos miembros de la pareja dentro de la nueva situación, encontrar los puntos fuertes que ya existen como son una buena comunicación o intereses comunes e identificar los puntos débiles, como podrían ser desequilibrios en las tareas y distintas formas de vivir la sexualidad, para solventarlos.
Muchas personas desconocen en que consiste un proceso terapéutico, y la idea que tienen es que lo único que se hace en terapia es hablar y poco más, siendo los psicólogos y sexólogos algo parecido a unos buenos “consejeros”. La realidad de una buena terapia es distinta y eso es lo que queremos mostrar en esta primera entrada del año.
Las primeras sesiones son las más importantes, ya que en ese tiempo la persona cuenta a la terapeuta los problemas que le están preocupando, el tiempo que llevan dándose en su vida, las personas con las que le ocurre, la interferencia que está provocando, si está haciendo que se den otros problemas por la existencia de un problema principal (por ejemplo, dificultades a la hora de conciliar el sueño por ansiedad asociada al trabajo). Las personas normalmente se agobian en estas sesiones, porque parece que el terapeuta solo quisiera preguntar y no estuviera haciendo nada, sintiéndose muchas veces como si estuvieran perdiendo el tiempo. La realidad de estas sesiones de evaluación es que son necesarias para que el terapeuta sepa perfectamente que está ocurriendo y cuál es el proceso que va a tener que darse. Si no se usan las suficientes sesiones, si nos saltamos preguntas únicamente por la necesidad imperiosa de comenzar a intervenir puede que en vez de estar ayudando a la persona lo que hagamos es poner parches que luego no servirán para nada. Por ello es imprescindible que las personas confíen en la experiencia del terapeuta y dejen que utilicen el tiempo que necesiten para delimitar los problemas correctamente y saber cómo llevar la terapia.
Otro punto importantísimo es la alianza terapéutica y os preguntaréis ¿Qué es esto? Pues es la relación que se forma en terapia. La alianza terapéutica está basada en la confianza que la persona tenga en la terapeuta, si se siente cómoda con ella, si se siente escuchado, si confía en va a poder ayudarle a solucionar sus problema. La alianza terapéutica se empieza a crear desde la primera entrevista y es, en parte, lo más importante de la terapia, ya que si no se da esa comodidad de la que hablo tres líneas más arriba es muy posible que se den dificultades en terapia.
La labor principal de una buena terapeuta será que la persona obtenga las capacidades y las herramientas perfectas para solucionar el problema que le ha hecho venir a terapia y los asociados que le hayan podido surgir. Muchas personas dicen que tienen una genial relación con su terapeuta y que van durante mucho tiempo, incluso 20 años y, para nosotras, como terapeutas, esa no es una opción. La terapia debe estar estructurada de tal forma que en el momento que acabe, habiéndose conseguido los objetivos deseados, la persona no tenga que volver a terapia y pueda solucionar los problemas que se le puedan seguir presentando. Es verdad que pueden surgir problemas nuevos o situaciones tan difíciles que la persona sienta que necesita venir de nuevo, pero esas son las menos veces. Lo ideal es, por ejemplo, que si una persona ha venido porque no sabe comunicarse con su pareja y tiene que aprender a hacerlo asertivamente, luego sea capaz de actuar asertivamente en el resto de áreas de su vida. Para esto el tiempo es importantísimo. Muchísimas personas consideran que las terapias psicológicas son larguísimas pero la realidad es que, cuando vamos a terapia, el problema lleva instaurado mucho tiempo en nuestra vida, llevamos muchos años actuando y pensando de manera negativa y, por lo tanto, necesitamos mucho tiempo de terapia para desaprender lo negativo e instaurar pensamientos y actuaciones más adaptativas en nuestras vidas, pero en el momento en el que lo conseguimos vamos a tener los recursos para finalizar la terapia y volar solos, siempre sabiendo que si de verdad necesitamos de nuevo ayuda nuestro terapeuta estará allí.
Esperamos haber resuelto vuestras dudas sobre la terapia psicológica/sexológica y que sepáis que contáis con nosotras si creéis que necesitáis acudir a terapia, ya sea en nuestro gabinete o bien de manera online.