Hace pocas semanas hice un vídeo sobre las bolas chinas y me quedé con ganas de explicar algunas cositas más que pudieron no quedar claras del todo, por lo que lo voy a hacer a través de este artículo y dejando un correo a vuestra disposición por si surgen más dudas.
Para empezar lo primero es tener claro cuáles son estos músculos pubococcígeos (o más conocidos actualmente como suelo pélvico). Para localizarlos imaginaos que estáis orinando y que queréis cortar la orina, ya que para ello utilizaréis estos músculos. Al principio puede ser que os cueste o que notéis que no están muy tonificados, entonces más que nunca será fundamental empezar a ejercitarlos para que tengan flexibilidad y esto se traduzca en grandes beneficios, ya que estos músculos tienen tres funciones principales:
Por una parte contribuyen a sostener el contenido del abdomen y la pelvis
Participan en el control del funcionamiento del intestino y la vejiga
y participan en el acto sexual.
Algunos factores que pueden influir en el debilitamiento de estos músculos pueden ser: embarazo, sobrepeso, genética, deportes de impacto (como correr), algunos hábitos cotidianos como retener la orina, estreñimiento…
Para hacer que se vuelvan flexibles, debemos trabajar con ellos, lo cual lo podemos hacer de dos formas: consciente o inconscientemente.
De manera consciente realizaríamos los ejercicios de Kegel (llamados así por el doctor que los inventó) que consisten en contraer y relajar estos músculos de forma independiente (sin contraer los músculos de la barriga o de los muslos), lo haríamos a diferentes horas del día, de manera voluntaria y consciente y sin la ayuda de ningún instrumento. Lo positivo es que no necesita ningún tipo de preparación y lo negativo es que solemos priorizar lo urgente en vez de lo importante, por lo que tendemos a olvidar hacerlos todos los días dos o tres veces.
De manera inconsciente tenemos a nuestra disposición las bolas chinas http://www.elplaceresnuestro.es/bolas-chinas que, según cuenta la leyenda, fueron ideadas por los consejeros de un emperador japonés que diseñaron unas de marfil para que las concubinas ya estuvieran preparadas cuando él quisiera tener relaciones coitales con ellas, y también se dice que las usaban las geishas para fortalecer sus músculos y como juego erótico. Como podemos ver, ya llevan muchos años estas bolas entre nosotras y todo dice que llegaron para quedarse.
Las bolas en su interior contienen otras bolitas que, al movernos, hace que se contraigan los músculos del suelo pélvico y que de esta manera, se ejerciten (que es lo que se puede hacer de forma consciente con los ejercicios de Kegel). Con ello conseguiremos efectos muy saludables, y no sólo terapéuticos:
Prevenir la incontinencia urinaria y, si ya hemos llegado un poco tarde, tratarla.
Aumentar la intensidad de los orgasmos, ya que las contracciones de unos músculos flexibles son mucho más notorias que las de los músculos que no lo están. Además, esto lo tomamos nosotras y también nuestras parejas, porque un músculo ejercitado, se nota.
Mejora el rendimiento sexual, la sensibilidad, la excitación y el placer, no sólo por la parte física, también por la psicológica al saber nosotras, e incluso nuestras parejas, que las estamos llevando.
Los movimientos de las bolitas también pueden ser muy placenteros, siendo aquí lo más importante tener la mente en clave erótica, porque como ya sabemos, el orgasmo se produce entre las orejas.
Sabiendo ya todos estos efectos tan positivos, lo siguiente es explicar cómo las podemos usar:
Para introducirlas podemos usar un poco de lubricante con base de agua y, una vez dentro, deberemos movernos con naturalidad, hacer cosas cotidianas, cualquier cosa menos quedarse sentadas, ya que será el movimiento y la fuerza de la gravedad lo que hará que se ejerciten los músculos. Mi recomendación es usarlas unos 15 a 30 minutos, 2 o 3 veces al día. Algo fundamental a tener en cuenta es que hay que ir de menos a más peso, de lo contrario, podríamos dañar nuestros músculos (imaginaos una hamaca un poco deshilachada a la que ponemos un gran peso… se acabaría rompiendo del todo). Cuando por 3 días consecutivos, cuando las vayamos a sacar, notemos que no se han movido de donde las pusimos, podremos subir de peso, ya que querrá decir que nuestros músculos han sido capaces de sujetarlas ahí donde las habíamos dejado. Cuando después de semanas o meses, ya lleguemos al peso máximo, bastará recordar una vez por semana (con ese peso máximo) a los músculos de nuestro suelo pélvico que no nos hemos olvidado de ellos y que los seguiremos cuidando.
Cada vez que las usemos, al ir a guardarlas, bastará con lavarlas con jabón neutro y agua templada.
Espero que estas recomendaciones hayan hecho que, las que teníais alguna duda con su uso, ya se hayan disipado. De todas formas, os dejo con el vídeo y con el correo:
hola@elplaceresnuestro.org
Vídeo en nuestra galería: http://www.elplaceresnuestro.es/galeria
Hasta la semana que viene placerowers
Victoria Romero Asarta. Sexóloga
Pedagoga, Terapeuta Sexual y de Pareja y Coach
El Placer es Nuestro